En 1815
un presidiario llamado Jean Valjean obtiene la libertad condicional después de
diecinueve años de condena por un delito menor. Aquel mismo año Napoleón
Bonaparte pierde la batalla de Waterloo y los campos de esa ciudad belga se
llenan de cadáveres de jóvenes soldados. En 1862 el escritor francés Víctor
Hugo publica su novela Los Miserables a través de la que va siguiendo los pasos
del exconvicto Valjean, mientras retrata un país en plena descomposición
interna..
La
adaptación musical de la obra de Víctor Hugo se estrena en París en 1980 y
treinta y dos años más tarde, en 2012, Tom Hooper, el oscarizado director de El
discurso del rey, acepta el reto de llevar al cine uno de los musicales de más
éxito de la historia. En el reparto figuran, entre
otros, Hugh Jackman (en el papel de Valjean) y Anne Hathaway (en el de Fantina).
Para
conocer en profundidad a ambos personajes seguramente hay que acudir al relato
literario. Víctor Hugo fue quien creó a ambos, pero también narró la batalla de
Waterloo, y sobretodo habló de las miserias de un tiempo en el que la gente
vendía lo que fuera con tal de sobrevivir:
-“¡Hermosos
dientes tenéis, joven risueña! Si queréis venderme los incisivos, os daré por
cada uno un napoleón de oro.
-¿Y
cuáles son los incisivos? -preguntó Fantina.
-
Incisivos -repuso el profesor dentista- son los dientes de delante, los dos de
arriba.
- ¡Qué
horror! -exclamó Fantina”.
Así lo
contó el escritor y la verdad es que, aunque le horrorizara, Fantina vendió sus
dos incisivos, porque quería salvar a su hija y necesitaba el dinero. Claro
que, vendiendo sus dientes también consiguió las burlas de lo que Víctor Hugo
llamaba “esos jóvenes ricos y ociosos que abundan en las ciudades pequeñas”
algunos de los cuales le recordaba cada vez que la veía: "¡Qué
fea eres! No tienes dientes".
En la
película de Tom Hooper los escalones que va descendiendo Fantina hasta su total
destrucción se detienen en la venta del pelo y de los dientes. La fealdad que
esta última práctica provocaba era evidente para todo el mundo y de ahí que
alguien le recomiende al comprador de dientes que no le extraiga las piezas
anteriores, para que no pierda del todo su belleza, y extraiga las
siguientes, es decir premolares o molares. De esta manera al menos
tendría ciertas posibilidades de seguir ganando algo de dinero dedicándose a la
prostitución.
La
práctica de la compraventa de dientes todavía era habitual en el momento en el
que se publicó la novela original y mucho más a principios del siglo XIX. En un
tiempo en que los materiales para fabricar dientes artificiales no se había
desarrollado del todo, los dientes humanos eran la mejor alternativa y su
precio se encarecía o se abarataba en función de la oferta y la demanda. La
guerra y la paz contribuían a esa fluctuación. El campo de batalla después de
la tragedia se veía como un inmenso vivero en el que obtener excelentes piezas
dentales y, durante mucho tiempo, las dentaduras artificiales que ofrecían un
aspecto joven y sano fueron conocidas como Dientes de Waterloo. Pero también
los dientes de “los miserables” vivos como Fantina eran codiciados. En esos
casos su pérdida auguraba una despedida de la juventud, de la belleza y, en
último término, de las posibilidades de salir de la miseria. Así, cuando Anne
Hathaway entra en ese camino sin retorno, interpretará “I dreamed a
dream”, uno de los temas más conmovedores la película.
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Director: Tom Hooper / Intérpretes: Hugh Jackman, Russell Crowe,
Anne Hathaway, Amanda Seyfried, Eddie Redmayne, Samantha Barks,
Helena Bonham Carter / País: Reino Unido / Año: 2012 / Duración: 152 min /
Guión: William Nicholson / Fotografía: Danny Cohen /
Música: Claude-Michel Schönberg.
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Hugh Jackman sufre la desesperación en una de las escenas de la película. |
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