lunes, 30 de diciembre de 2019

"PADRE NO HAY MÁS QUE UNO", 
DE SANTIAGO SEGURA



El niño que creyó atrapar al ratoncito Pérez

  "Después de cinco “Torrentes”, aquellos brazos tontos de la ley con los que Santiago Segura empezó en 1998 y acabó en 2014, el actor, guionista, director, actor de doblaje, concursante, presentador y prácticamente todo lo que se le ponga por delante y tenga que ver principalmente con el show, decidió atacar a los remakes de comedias. Lo hizo en 2018 con Sin rodeos, una nueva versión de Sin filtro, película chilena dirigida dos años antes por Nicolás López, y que fue un gran éxito en su país. Y lo ha vuelto a hacer con Padre no hay más que uno, que no es sino una versión de Mamá se fue de viaje, una película argentina que en 2017 dirigió Ariel Winograd.
  Santiago Segura se ha enfrentado a las versiones de ambas comedias  a su modo, utilizando la línea argumental, pero cambiando los detalles. Así que no hay que esperar encontrarse las mismas peculiaridades que en Mamá se fue de viaje, donde los protagonistas son una pareja formada por el gerente de unos grandes almacenes y un ama de casa que tienen cuatro hijos de los que se encarga prácticamente ella que, cansada de que no se le valore el trabajo, decide irse de vacaciones.
  Aquí el protagonista es informático y, en eso sí coincide con la película argentina, está mucho más  preocupado por su trabajo que por su familia. En este caso sus reuniones, sus programaciones y sus clientes le llevan mucho más tiempo y desasosiego que los cinco hijos que tiene en casa. Y es que Segura ha hecho que su familia en la ficción una familia sea aún más numerosa que la de Mamá se fue de viaje, probablemente inspirándose en una de las películas que ha reconocido que fue su fuente de inspiración a la hora de emprender el proyecto: La gran familia. Dirigida en 1962 por Fernando Palacios La gran familia representó a una sociedad y a un tiempo bien diferente al actual, y allí el número de vástagos se llegaba a multiplicar por tres, hasta convertir a la familia de un aparejador y un ama de casa  en un hogar con quince hijos, un abuelo y hasta un padrino.
  El caso es que Santiago Segura, que dirige y también protagoniza el filme, es padre de cuatro niñas y un niño. Su hija mayor en la ficción es en realidad una Youtuber, Martina D´Antioquia (14 años), más conocida hasta ahora por su canal “La diversión de Martina”, que por sus trabajos en el cine. También ha elegido para formar a su familia a Luna Fulgencia (8 años), una joven actriz que ya ha participado en varios proyectos de cine y televisión, e incluso a sus propias hijas, Sirena (5 años) y CalmaSegura (11 años). Pero, para lo que se refiere al mundo de los dientes, el personaje que nos interesa se llama Carlos González Morollón (7 años), un niño para el que Padre no hay más que uno ha supuesto su opera prima y que es  el único chico de la numerosa familia.
  Carlos interpreta a Dani, un niño muy travieso y que se encuentra viviendo una época de enormes dudas, porque que se pasa el día preguntando todo lo que se le ocurre, que es bastante. Dani también constituye uno de los personajes que proporciona más gags, gracias a sus locas ideas de tratar de volar como un superhéroe o experimentar con cualquier elemento que se le ponga a mano. 
  Además su estadio vital hace que tanto él como sus compañeros de clase se enfrenten a un hecho inevitable: la caída de los dientes de leche. Segura aprovecha repetidamente el tema y lo utiliza en varias secuencias de Padre no hay más que uno. La caída de uno de los dientes de Dani inicia un juego de confusiones y malentendidos que ocupan unas cuantas conversaciones humorísticas de la  película. El ratón Pérez, el fantástico personaje que se encarga de dejar alguna moneda bajo la almohada de los niños que han perdido algún diente, se llega incluso a materiaizar aquí en un roedor metido dentro de una jaula al que Dani cree tener atrapado. Santiago Segura y su coguionista Marta González de Vega, idean varias situaciones para que, durante el tiempo que la madre se encuentra de vacaciones, el padre tenga también que hacer frente a la desorbitada imaginación del niño, convencido de que a lo mejor él también puede formar parte del singular negocio del fantástico ratón, que popularizó a finales del siglo XIX Luis Coloma.
  Si Santiago Segura se ha sentido atraído por referentes como La gran familia, no es extraño que haya echado mano también de un personaje tan vinculado a la infancia de los niños de este país como el famoso ratón. Las historias de Dani, sus compañeros de clase, los dientes de leche, la materialización del ratoncito Pérez en forma de roedor metido en una jaula y las propias aventuras  fantásticas de ratones que se llevan los dientes y dejan monedas debajo de la almohada, no aparecen en la película argentina de Ariel Winograd. En su remake Segura ha añadido estas historias de dientes, trampas, picaresca y juegos infantiles seguramente porque tanto para él como para la coguionista el ratoncito Pérez constituye un personaje estrechamente vinculado con la infancia de los niños de este país y es posible que con las suyas propias.
  Está claro que han cambiado mucho los tiempos y que, por debajo de un relato repleto fantasía, los mayores son ahora capaces de inventar chistes que tienen que ver con el negocio de una empresa hecha de dientes de leche y monedas que aparecen de forma mágica. Pero, a pesar de todo, las hazañas del ratón siguen manteniéndose en el imaginario de unos niños con costumbres y juegos bien diferentes a los que vivieron hace más de un siglo. Ha pasado mucho tiempo, pero la caída de los dientes siguen constituyendo una frontera dentro de la infancia y los niños siguen depositando su diente de leche debajo de la almohada esperando que al día siguiente Pérez haya pasado por su habitación y les haya dejado una sorpresa. 


TÍTULO ORIGINAL: PADRE NO HAY MÁS QUE UNO DIRECCIÓN:
SANTIAGO SEGURA  GUIÓN: MARTA GONZÁLEZ DE VEGA, SANTIAGO SEGURA 
 INTÉRPRETES:SANTIAGO SEGURA, TONI ACOSTZ, SILVIA ABRIL, 
LEO HARLEM, LUNA FULGENCIO, CARLOS GONZÁLES MOROLLÓN, 
CALMA SEGURA, SIRENA SEGURA PRODUCCIÓN: BOWFINGER INTERNATIONAL PICTURES
 / SONY PITURES ESPAÑA / CINDY TEPERMAN / MOGAMBO / 
AMAZON PRIME VIDEO. DISTRIBUIDA POR SONY PICTURES ESPAÑA  NACIONALIDAD:
ESPAÑA AÑO: 2019 DURACIÓN: 96 MINUTOS

sábado, 30 de noviembre de 2019

"LOS HERMANOS SISTERS", 
DE JACQUES AUDIARD



Vaqueros, cepillos de dientes y polvo dental

  "En 2005 Thomas Bidegain, el coguionista de esta historia, eligió el western para realizar su primera película, Mi hija, mi hermana (Les Cowboys en su título original). Ahora, catorce años más tarde, junto con Jacques Audiard, conocido y reconocido cineasta francés que en 2009 dirigió Un profeta, ha vuelto a adaptar una historia ambientada en el Oeste americano. Sin embargo, ni Bidegain ni Audiard son norteamericanos, ni su cultura tiene nada que ver con las aventuras que tuvieron, o que algunos soñaron que tuvieron, lugar en las extensas praderas de ese país. Ambos provienen del cine francés e incluso a alguno de ellos no le gusta el western, como ha llegado a afirmar el propio Audiard.
  
 Sin embargo Los hermanos Sisters, la última película del cineasta francés, premiada con el Premio al Mejor Director en el Festival de Venecia es un western. Como también lo es el Premio al Mejor Guión en ese mismo certamen, La balada triste de Buster Scruggs de los hermanos Coen. Buena edición para el género norteamericano por excelencia, aunque el western de Audiard dinamite algunos de los tópicos habituales y hubiera conseguido descolocar sin remedio a John Wayne.
  
 Aquí los paisajes de Oregón y la ruta hasta California están en realidad en  Navarra, Zaragoza, Almería o Rumanía. La población de Jacksonville se sitúa en la navarra sierra de Andía y los hombres rudos que viajan a caballo, duermen a la intemperie y no piden un whisky sino una botella, relatan sus sueños y hablan de sus sentimientos y de sus inquietudes.
   
   En este universo que Audiard y Bidegain han sacado de una novela de Patrick Dewitt llama la atención un detalle que se repite varias veces a lo largo de todo el filme. Se trata del interés de algunos de los protagonistas por la salud bucodental. Seguramente no ha sido ajeno a ninguno de los guionistas la importancia que el mundo de los dentistas ha tenido en el western. En muchos filmes del Oeste aparecen consultas de odontólogos, que muchas veces hacen también las labores de  barberos o comparten espacio con baños públicos, y se pueden ver carteles anunciadores de consultas y secuencias inolvidables donde los dentistas llevan la parte protagonista. El propio Doc Holliday, participante en el duelo de OK Corral, fue uno de los dentistas más famosos del Oeste y su leyenda se ha contado en el cine en numerosas ocasiones.

  Pero en Los hermanos Sisters lo que aporta el mundo de la odontología son esos pequeños detalles que hacen que una historia resulte verosímil y próxima. Cuando en un momento determinado John C. Reilly (que interpreta al hermano mayor de los Sisters, Eli), entra en una tienda a por provisiones se fija en un objeto nuevo para él, un cepillo de dientes de gran formato y una caja con una especie de polvo. Informado de que eso sirve para limpiarse la dentadura, Eli Sisters adquiere el “invento” y, gracias a las instrucciones de uso, que la cámara enfoca en otra de las secuencias, procede a su bautismo de limpieza dental. El dentífrico en polvo, al que en esa época se había comenzado a añadir una dosis de jabón (aportación de un dentista norteamericano llamado Peabody), provoca en la boca del curioso y limpio Eli Sisters una importante cantidad de espuma. Pero lo que sobretodo consigue es que introduzca en sus hábitos cotidianos el de limpiarse la boca. Faltaba poco para que el Dr. Sheffield, siguiendo los consejos de su hijo, que se había fijado en cómo los pintores extraían pequeñas dosis de pintura de un tubo, patentara los nuevos recipientes, que ahora nos resultan tan cotidianos, para la pasta de dientes. Todavía el dentífrico era en realidad un “polvo de dientes” que se conservaba en pequeñas cajas como la que compra Eli Sisters para su uso personal.

   Pero, cuando parece que aquello ha sido una anécdota, el filme insiste y resalta la importancia de la salud dental en la época; al fin y al cabo se trataba de un sector que florecería a partir de la segunda mitad del siglo XIX y que llegaría a levantar algunos imperios económicos en Norteamérica. En esta ocasión Eli Sisters aparece limpiándose los dientes por la noche, en mitad del campo. Detrás de él aparece la figura de John Morris (el personaje que interpreta Jake Gyllenhaal), otro de los compañeros de viaje en esa lucha por conseguir oro que empuja a todos los personajes hacia la deriva. Él también se limpia los dientes en plena naturaleza. En un lugar donde las comodidades no existen, el hogar queda demasiado lejos y la higiene personal se limita a algunas paradas esporádicas en pueblos demasiado alejados entre sí, la limpieza de los dientes se convierte en una rutina diaria, aunque uno se encuentre en mitad de la nada.

  Y, por si fuera poco esta declaración de intenciones, en Los hermanos Sisters tampoco falta la publicidad sobre los servicios de los dentistas en forma de carteles que empapelan algunos rincones de pueblos perdidos. “Me he planteado la película como una película de época”, ha afirmado Audiard. De eso no cabe duda y, como buena película ambientada en 1850, la importancia de la salud bucodental se impone en la vida de la gente de ese tiempo. Era algo que, afortunadamente, había llegado para quedarse.

TÍTULO ORIGINAL: The Sisters Brothers (Les Frères Sisters) DIRECCIÓN:
Jacques Audiard  GUIÓN: Jacques Audiard, Thomas Bidegain (Novela: Patrick Dewitt) 
 INTÉRPRETES:Joaquin Phoenix, John C. Reilly, Jake Gyllenhaal, Riz Ahmed, Allison Tolman, Rebecca Root, Jóhannes Haukur Jóhannesson, Ian Reddington, Philip Rosch, Rutger Hauer, Carol Kane, Creed Bratton, Duncan Lacroix, Niels Arestru PRODUCCIÓN: Coproducción Francia-Estados Unidos-España-Rumanía; Annapurna Pictures / Why Not Productions / Michael De Luca Productions / Page 114 / Mobra Films Productions / KNM / Top Drawer Entertainment / France 2 Cinema / France 3 Cinéma / UGC Images / Apache Films / Les Films Du Fleuve  NACIONALIDAD:
Francia Francia AÑO: 2018 DURACIÓN: 121 MINUTOS

lunes, 30 de septiembre de 2019

"MUERDE LA BALA", 
DE RICHARD BROOKS



El metal de una bala alivia el dolor de una muela

"Muerde la bala es mi poema de amor para América. Amo a esta gente y la belleza de nuestro país”. La frase es de Richard Brooks, coguionista de películas como Cayo Largo (1948) de John Huston o La reina cobra (1944) de Robert Siodmak y realizador de filmes como Semilla de maldad (1955), Lord Jim (1964), La gata sobre el tejado de zinc (1958) o Los profesionales (1966). En su última etapa Brooks  dirigió Muerde la bala (1975) , un western “crepuscular” que es también un auténtico canto a la vida y a la defensa de la naturaleza y de los animales, rodado en escenarios naturales y con una cuidada fotografía.
La crítica coincidió en afirmar que, uno de los grandes aciertos de Muerde la bala fue la elección de Gene Hackman como motor en torno al que gira todo un reparto coral. Hackman interpreta con gran convicción a un vaquero desterrado y gran amante y  defensor de los animales. Su personaje estuvo pensado en un principio para Charles Bronson. 

   Brooks aprovecha el que será uno de sus últimos trabajos para crear una serie de personajes que no son sino una representación de la historia de su propio país. Con un guión escrito por él mismo  narra las hazañas cotidianas de nueve aventureros dispuestos a competir por un premio en metálico que ofrece un periódico local y que será para el que antes recorra a caballo un total de 700 millas. En la propuesta participan desde el personaje interpretado por Jackman, un vaquero llamado Sam Clayton siempre dispuesto a poner el esfuerzo por delante del resultado, hasta un desahuciado veterano de la confederación, un representante de los potentados que considera poseer el Oeste más que conocerlo, un británico aficionado a los desafíos deportivos, un joven que llega demasiado tarde a la aventura de ser cowboy, un tahúr astuto como requiere su profesión, una prostituta que necesita dinero para sacar a su marido de la cárcel... La panorámica trazada por todos ellos permite al espectador adentrarse en la decadencia del Lejano Oeste, con todas sus marcas de estilo, sus tópicos y también sus singularidades. Brooks sitúa la acción en 1906 y así entre sus personajes aparecen algunos antiguos rough riders, soldados de caballería que participaron como voluntarios en la guerra de Cuba en 1898. En un tiempo en el que el mundo de los caballos se despedía irremediablemente frente al empuje de las máquinas de vapor y de los nuevos inventos, la odisea de los nueve aventureros de Muerde la bala constituye todo un reto, aunque su tiempo ya haya terminado.

   Seguramente eso es lo que expresa el propio título del filme. “Muerde la bala” es lo que algunos cirujanos decían a sus pacientes cuando la anestesia, ese invento maravilloso patentado a mediados del siglo XIX por el odontólogo Horace Wells, todavía estaba muy lejos de existir. “Muerde la bala” constituye una expresión que podría resumirse como un aguanta lo más que puedas, tienes que soportar el dolor o lo que venga. Y en la película de Brooks la frase se hace evidente cuando aparece uno de los inolvidables personajes del filme, un mejicano interpretado por el actor Mario Arteaga que carga durante toda la película con el racismo imperante contra la gente de su país y además con un poderoso dolor de muelas. Él es el que tiene que, literalmente, morder una bala que cubre el orificio de una muela extirpada, hasta que consigan llegar al final de la carrera y pueda ser atendido por un dentista. En su caso el sentido del título es evidente, pero a morder la bala es a lo que se verán abocados otros personajes del filme ante un mundo que desaparece sin remedio.

   Como el mexicano interpretado por Arteaga tiene mucho de simbólico, Brooks le reserva la empatía del personaje principal de la película que, en un momento determinado, se solidariza con su condición reconociendo que él también proviene de antepasados mejicanos. Y es que Muerde la bala, con la excusa de referirse a un insoportable dolor de muelas y a una bala que sirve de improvisado y temporal empaste, es una historia de superaciones personales, de solidaridad, de poner por delante el esfuerzo antes que el éxito y de reconocer lo que realmente es valioso frente a lo que solamente proporciona unos segundos de gloria. En ese sentido el guión de Brooks está repleto de frases a recordar. Como la pronunciada por el protagonista ante el resultado de una prueba en la que, aunque no se les reconozca, son los animales quienes llevan el peso principal y a los que se les presupone una inteligencia natural de la que a veces algunos humanos parecen carecer. “Al caballo no le importa quien gane la carrera... ni a mí tampoco”, dirá el vaquero Clayton resumiendo su posicionamiento vital.

TÍTULO ORIGINAL: BITE THE BULLET DIRECCIÓN:
RICHARD BROOKS  GUIÓN: RICHARD BROOKS  INTÉRPRETES:
 GENE HACKMA, CANDICE BERGEN, JAMES COBURN, BEN JOHNSON,
 IAN BANNEN, JAN-MICHAEL VINCENT, ROBERT DONNER, JEAN
WILLES PRODUCCIÓN: COLUMBIA PICTURES NACIONALIDAD:
ESTADOS UNIDOS AÑO: 1975 DURACIÓN: 131 MINUTOS

jueves, 30 de mayo de 2019

"GOOD LUCK CHUCK", 
DE MARK HELFRICH (2007)



La maldición de un dentista con suerte

Parece que la profesión de dentista encaja perfectamente con algunos de los guiones más fantasiosos salidos de la imaginación de los guionistas de Hollywood de los últimos años. Este es el caso de películas como Llévame a la luna (2012), donde una dentista trataba de librarse de una maldición por la que todas las mujeres de su familia fracasaban en su primer matrimonio y acertaban con el segundo. Y es también el caso de Good Luck Chuck (Novio por una noche), que cuenta las aventuras de un joven dentista que se ve obligado a pagar las consecuencias de una maldición lanzada contra él por una joven gótica en sus años escolares. En su caso, el problema consiste en que se ha convertido en el paso previo para cualquier mujer que quiera encontrar la felicidad y el verdadero amor. Es decir que acostarse con él es garantía de éxito con el siguiente pretendiente, lo que significa que pronto sus relaciones se habrán convertido para muchas mujeres en una asignatura que hay que pasar y olvidar lo antes posible.

Naturalmente el problema surgirá cuando una de las múltiples pretendientes de Chuck interese de manera especial al joven y exitoso dentista que hará cuanto pueda para no perderla, provocando naturalmente múltiples situaciones cómicas tal y como cabía de esperar de una historia de estas características. Curiosamente los mismos  guionistas que colocan a Chuck en el entorno de una moderna consulta odontológica, eligen para Cam, la chica por la que hará lo imposible para romper la maldición, una profesión tan peculiar como cuidadora de pingüinos. Una combinatoria tan original como la que el Llévame a la luna juntaba a una odontóloga con el redactor de una especie de guía trotamundos en su camino al Kilimanjaro.

La consulta de Chuck es un espacio de trabajo amplio y moderno. En su mismo edificio su amigo y cómplice Stu`s trabaja como cirujano plástico. Profesionales de éxito, será en su espacio laboral donde tienen lugar algunos de los gags más cómicos de la historia. Y será precisamente en la consulta donde Chuck y Cam tendrán su “primera cita”, cuando ella acuda para que le solucione un problema dental causado por un accidente laboral. La chica se librará del pago correspondiente a cambio de una cita y ahí empiezan los problemas para cambiar el destino y acabar con la maldición.

Good Luck Chuck se propone el nada despreciable cometido de hacer reír como su objetivo central. Para ello sus protagonistas no durarán en hacer uso de los chistes fáciles, de los golpes y de los juegos de equívocos. La chica protagonista hará gala de una extraordinaria torpeza que le llevará a chocar contra todo tipo de objetos, golpearse hasta con las farolas mientras camina, perder la falda al cerrar la puerta del coche e incluso a convertirse en un auténtico peligro público en una consulta de dentista repleta de objetos punzantes y peligrosos si son lanzados accidentalmente contra alguien. Por su parte Chuck sufrirá estoicamente algunas de las consecuencias de la torpeza de ella y tratará de llegar sano y salvo al final de esta historia enloquecida.

TULO ORIGINAL: GOOD LUCk CHUCK DIRECCIÓ: MARK HELFRICH GUIÓN: 
JOSH STOLBERG (HISToRA: STEVE GLENN) MÚSICA: AARON ZIGMAN 
FOTOGRAFÍA: : ANTHONY B. RICHMOND INTÉRPRETES: JESSICA ALBA, DANE COOK,
 DAN FOGLER, BEN AYRES, CHELAN SIMMONS, CONNOR PRICE, 
TROY GENTILE, SHASA PIETERSE PRODUCCIÓN: LIONS GATE NACIONALIDAD:EE.UU 
AÑO: 2007 DURACIÓN: 96 MINUTOS

domingo, 31 de marzo de 2019

"BOHEMIAN RHAPSODY", 
DE BRYAN SINGER



Los doce incisivos de Freddie Mercury

A veces las películas ponen el foco, desde su primer minuto, en alguna característica de su protagonista y así van construyéndose mientras giran en torno a ese hecho diferencial del que el espectador nunca podrá apartarse del todo. En ocasiones esa peculiaridad tiene que ver con la boca.

Bohemian Rhapsodycumple ambos presupuestos. Su realizador Bryan Singer (X-Men, Superman Returns) nos advierte desde el principio que su historia tiene que ver con alguien peculiar que, además, tiene una boca muy especial. Casi desde la primera imagen, lo que vemos del líder del grupo Queen, Freddy Mercury, es un primer plano de su característico bigote y pronto descubriremos de él una dentadura que, a duras penas, es capaz de encerrar en su boca.

Y es que así era Fredy Mercury, un chico nacido en el entonces protectorado británico de Zanzíbar en 1946 que, tras haberse trasladado con su familia a vivir a Londres cuando tenía 18 años, un buen día decidió dedicarse al rock and roll y se postuló para formar parte de una banda llamada, curiosamente, Smile, que acababa de quedarse sin cantante. 
Smile, del que el logotipo que aparece en la película es una enorme boca sonriente, estaba formada por Brian May (guitarra), Roger Taylor (batería) y Tim Stafell (bajo y voz). En marzo de 1970 este último dejó la banda, lo que permitió que Freddy Mercury se convirtiera en vocalista y que el bajista John Deacon entrará a formar parte de la misma como el cuarto miembro de Queen.

Bohemian Rhapsody dedica una mención especial a la constitución de la boca de Mercury cuando el joven, que entonces todavía conservaba su auténtico nombre, Farrokh Bulsara, sorprende con su voz a los dos miembros de Smile, que todavía no estaban demasiado convencidos de admitirle en el grupo. Es entonces cuando Mercury explica el secreto de su potencial vocal, tiene cuatro incisivos más que lo normal.
¿Qué hay de cierto en esta afirmación? Posiblemente no demasiado desde el punto de vista médico, donde algunos especialistas atribuyen la característica voz de Mercury a las cuerdas vocales “falsas”, que el líder de Queen utilizaba de manera extraordinaria. Fuera acertado o equivocado, lo cierto es que Mercury, a pesar de los complejos, nunca se deshizo de sus incisivos de más.

Con el paso del tiempo, el polifacético cantante decidió que aquella enorme e irregular dentadura formaba parte de su personalidad. De ahí la respuesta en una rueda de prensa a un periodista que se interesa por el hecho de que no se la haya arreglado a pesar de su éxito. Para entonces la seguridad de Mercury en sí mismo y en su fama arrolladora le permiten bromear con el estado de la salud bucodental en Inglaterra.

Sobre la utilización de la prótesis dental que acentuara su parecido con el original habría que preguntarle a Rami Malek, el actor norteamericano de origen egipcio que le ha dado vida en la pantalla. Él mismo ha asegurado que tuvo que ensayar con la prótesis y que, mientras rodaba Papillon, su anterior película, practicaba cada día en el tiempo libre que le quedaba. Un molde especial, adaptado a la dentadura de Malek, y muchas horas de estudiar los movimientos y comportamientos del original, permiten que, a partir de ahora, la fisonomía del actor y del cantante se intercambien mutuamente, como le pasó a Derek Jacobi con Francis Bacon, a Meryl Streep con Margaret Thatcher, a Val Kilmer con Jim Morrisono a Angela Bassett con Tina Turner, entre otros muchos.

Podría parecer que la vinculación de Bohemian Rhapsody y el mundo de la odontología terminaría aquí, con esa peculiar dentadura de Freddy Mercury, esa cavidad bucal que ha determinado algunos de los himnos más cantados en el siglo XX y en lo que va del XXI y ese primer grupo llamado Smile e identificado con una enorme sonrisa. Pero aún queda un secundario. Se trata de Roger Taylor, el rubio batería de Queen que, en 1967, se trasladó a Londres para estudiar en el London Hospital Medical College y convertirse en dentista. Tanto él como el guitarrista Brian May (astrofísico), acabaron sus estudios e incluso se doctoraron, pero Queeny la pasión de ambos por la música fueron más fuertes que la odontología y la astrofísica.

Título Original: Bohemian Rhapsody Dirección: Bryan Singer Guion: Anthony McCarten
 (Historia: Anthony McCarten, Peter Morgan) Música: John Ottman (Canciones: Queen)
Fotografía: Newton Thomas Sigel Intérpretes: Rami Malek, Joseph Mazzello, 
Jessie Vinning Producción: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; GK Films / 
New Regency Pictures / Queen Films Ltd. / Tribeca Productions / Regency Enterprises. 
Distribuida por 20th Century Fox Nacionalidad: Reino UnidoAño: 2018 
Duración: 134 minutos