Habitualmente cumplimos con las tradiciones y con los rituales sin preguntarnos demasiado por su origen. Eso no impide, por ejemplo, que algunos turistas y paseantes se detengan en el número 8 de la calle Arenal de Madrid, y descubran que allí vivió, dentro de una caja de galletas de la confitería Prast, el Ratón Pérez. Eso es por lo menos lo que dice la placa instalada en ese lugar, donde además se encuentra la casa museo de ese fantástico personaje creado por el padre Coloma en 1894.
Pero la costumbre de intercambiar un diente por algo de valor viene de mucho más lejos. Algunos hablan de una tradición vikinga que señalaba que poseer una parte del cuerpo de un niño traía suerte. Así que el cumplimiento del ritual era sencillo, solo había que esperar que la naturaleza hiciera lo propio y los dientes de los pequeños empezaran a caer, para que los guerreros se los compraran y se hicieran con sus amuletos de la suerte.
En nuestro país, estamos tan familiarizados con esta práctica y se ha impuesto tanto la creación del padre Coloma que, al margen de si la idea original fue de los vikingos o si tuvo más que ver con cualquier otra civilización, lo cierto es que, siempre que un niño pierde un diente de leche, le recordamos que esa noche el ratoncito Pérez le dejará un regalo debajo de la almohada. Y, como no podía ser de otra manera, el cine no ha dejado pasar la oportunidad y se ha ocupado de representar esta práctica, aunque el personaje encargado de efectuar la magia de diente por regalo no se llame siempre Pérez y tenga diferentes características en unos países o en otros.
Pero ¿qué ocurre si en una película vemos que uno de los protagonistas pierde un diente y, en lugar de guardarlo para dejarlo bajo la almohada, alguien lo lanza al tejado de su casa? Eso es lo que ocurre en el último filme de Kore-eda, titulado “Un asunto de familia”. El cineasta japonés, autor de numerosas películas con niños como protagonistas como “ Nobody Knows”, “De tal padre, tal hijo” o “Milagro”, reserva una secuencia para esta práctica que resulta tan reconocible en Japón como aquí el dejar el diente bajo la almohada a la espera de una sorpresa.
En “Un asunto de familia” Kore eda crea un entorno familiar en el que los lazos de sangre son sustituidos por otros que tienen más que ver con el afecto y la complicidad. En este grupo compuesto por una anciana, una pareja de adultos y dos niños, el día a día juntos y el saber compartir, es lo que se impone sobre todo lo demás. En este contexto, que se narra en tono realista, lanzar un diente de leche al tejado se presenta como algo habitual, aunque a nosotros pueda sorprendernos tanto como a un japonés imaginar a un ratón deslizándose bajo la almohada de un niño. Lo cierto es que en ese país lo tradicional es tirar los dientes de leche al tejado para que los nuevos salgan fuertes y rectos.
Podría pensarse que la práctica no goza de demasiado éxito, puesto que muchos japoneses tienen los dientes bastante descolocados, pero la tradición manda. Y, además, algunos japoneses no ven la falta de regularidad de las piezas como un problema, sino como algo que se puede aprovechar para crear nuevos estilos y tendencias. De ahí surgen modas como Yaeba (dientes dobles), donde lo atractivo son los colmillos protrusivos , casi superpuestos. Además, como en esto de las tradiciones nunca existe la teoría perfecta, los hay que creen que la costumbre de lanzar los dientes al tejado tiene que ver con algo más novelesco e imaginativo que la búsqueda de la perfección bucal y los arrojan ahí para que los recojan los pájaros o incluso la luna.
En cualquier caso Un asunto de familia es una película muy recomendable que aconsejamos que no dejen de ver!
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TÍTULO ORIGINAL: MANBIKI KAZOKU; DIRECCIÓN: HIROKAZU KOREEDA,
GUIÓN: HIROKAZU KOREEDA; INTÉRPRETES:KIRIN KIKI, SOSUKE IKESMATSU,
LILY FRANKY, MOEMI KATAYAMA, SAKURA ANDO,
MAYU MATSUOKA; NACIONALIDAD: JAPÓN.;
AÑO: 2018; DURACIÓN: 121 MINUTOS
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