¿El cine de época tiene una serie de
dificultades relacionadas no solamente con los altos presupuestos sino también
con la capacidad de profundizar en los matices de un tiempo que no hemos
conocido si no es a través de elementos como la música, la literatura, el arte
o la ciencia. De todo esto hay un poco, o un mucho, en la película de la
directora austríaca Barbara Albert, Licht.
Desde el comienzo esta “Luz”, traducción del título alemán, nos pone
sobre aviso de que lo que vamos a ver está basado en hechos reales. La primera
imagen que aparece es el rostro de una chica con un importante problema en sus
ojos, que interpreta una pieza al piano ante un auditorio sorprendido de su
capacidad y que manifiesta su compasión ante la virtuosa joven ciega.
A partir de ahí Licht se
introducirá en una época de la vida de Maria Theresia (“Resi”) Paradis, una mujer que compartió amistad con Mozart y que fue bastante
conocida en la Viena del siglo XVIII. Antes de llevarse al cine, el relato en
torno a esta intérprete y compositora que perdió la vista cuando era una niña y
que se refugió en el mundo de la música, se narró en forma de novela de gran éxito escrita por Alissa Walser y
titulada Mesmerized.
Pero Licht no es solo el biopic de
una joven ciega capaz de conmover a la sociedad vienesa de los Habsburgo con
sus interpretaciones, sino que también habla de ciencia. En 1777, cuando
transcurren los acontecimientos, la sociedad europea estaba ansiosa por descubrir
y salir de muchos territorios oscuros. Y es ahí donde Mademoiselle Paradis se
convierte en conejillo de indias para una serie de doctores milagro. El primero
del que se nos habla probó con ella unos cuantos despropósitos que casi acaban con su vida y
que le dejaron secuelas, el segundo experimentó con un método bastante polémico y discutido. La cuestión es que la ciencia,
como la música, comienza a ocupar los lujosos salones y a convertirse en una
cuestión casi de estado. Y en esta carrera por destacar y demostrar la valía de cada profesional, todo parece valer.
El mundo de Theresia Paradis, en el que su madre y su padre son sus
referentes y su música su único refugio, cambiará cuando entre en la residencia del doctor Franz Anton Mesmer, que
acepta el reto de tratar de devolverle la vista. En ese lugar se plantean
muchas preguntas y se experimenta a base de pruebas y errores. No es demasiado
extraño que en las cocinas del enorme edificio los criados también se hagan
preguntas. Y algunas de esas cuestiones tienen que ver con la situación en la
que se encontraba la salud dental en ese tiempo. Cuando una de las cocineras
plantea la posibilidad de que la gente lleve dentaduras postizas, alguien
matiza que se fabrican algunas de madera e incluso una persona cuestiona
inocentemente si esos dientes falsos también crecen. Entre aspavientos y
exclamaciones todos parecen inmersos en un mundo que poco a poco irá
acercándose a la luz de los descubrimientos. La práctica de utilizar piezas
dentales postizas es muy anterior al tiempo del que habla la película, pero fue
en 1770 cuando se comenzaron a fabricar dentaduras de porcelana de una sola
pieza y, algunos años más tarde, se patentó el invento. No es de extrañar pues
que la pregunta estuviera en la calle y que la gente se viera sorprendida ante
el hecho de que pudieran disponer de un aparato con el que era posible volver a
disfrutar de dientes, aunque no fueran auténticos.
Esa luz de la que disfrutará también Theresia es la que busca una
sociedad aprisionada por las convenciones, los corsés, las normas, la falta de
higiene, las diferencias de clases, las rígidas pelucas y las estructuras
políticas y sociales. Y entre tanto oscurantismo y tanta norma la aparición de
una solución para los problemas dentales surge como una preocupación que se
instala no solo entre la alta burguesía sino también entre las clases más
bajas. Así fue como la ciencia y los nuevos inventos fueron ocupando su lugar
en toda la sociedad y cómo la odontología mejoró la vida de mucha gente.
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Título original: Licht; Dirección: Barbara Albert; Intérpretes: Susanne Wuest, Maria-Victoria Dragus,
Devid Striesow, Stefanie Reinsperger,Sascha Merényi, Sascha Merényi, Julia Pointner, Lukas Miko,
Theresa Martini, Attila Beke; Año: 2017; País: Austria; Duración: 90 minutos |
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