"No hace falta más que leer el título y el nombre del
director para saber que estamos ante una película española, que se trata de una
comedia y que pertenece a ese género del que, sin pensarlo demasiado, podríamos
dar media docena de títulos en tres minutos: el de las películas de bodas. Se
podría decir que los ritos nupciales y todo lo que se sitúa a su alrededor:
preparativos, enredos, engaños, relaciones familiares, catástrofes, viajes,
rupturas, desengaños, reencuentros y happy end... constituyen uno de los lugares más comunes de
la comedia. Si a esto le añadimos otra modalidad casi paralela, la de las
despedidas de solteros y solteras, el número de títulos crece exponencialmente.
En el caso de la última película de Dani de la Orden,
un realizador acostumbrado a lidiar en el terreno de la comedia (El pregón, El
mejor verano de mi vida, Mamá o papá), todo sigue el curso habitual en una
película de bodas. De hecho una de las protagonistas se dedica precisamente a
eso, a organizar ceremonias nupciales, un terreno abonado para los gags, porque
si hay algún territorio donde los guionistas pueden dar rienda suelta a la
imaginación es precisamente relatando todas las ocurrencias de una pareja que
quiere celebrar lo que algunos llaman el día más importante de su vida. En ese
apartado cabe casi de todo: locuras decorativas, espacios imposibles, regalos
personalizados, locas coreografías o menús altamente creativos. Nada parece
ponerse por delante cuando se quiere construir la celebración perfecta. Y el
cine se suele encargar de retorcer las cosas casi hasta el infinito. “¿Sabes
quién se casó en un barco? Los del Titanic”, dice Marina (Belén Cuesta),
organizadora de bodas en Hasta que la boda os separe, a Alexia (Silvia
Alonso), la novia. Pues sabiendo cómo fue la historia real en el trasatlántico,
no hace falta añadir demasiado.
¿Y qué podría acabar con el encanto de
una boda? Pues a lo mejor el hecho de que un brindis destroce la dentadura de
la novia. Para un guionista una botella de champán es el ingrediente perfecto
para marcarse un chiste inolvidable. Que se lo digan si no a los de Los
padres de ella de Jay Roach. Quienes la hayan visto seguro que no han
olvidado la secuencia dedicada a la urna depositada sobre la chimenea, un
sofisticado recipiente que contiene las cenizas de la madre de Jack (Robert de
Niro). Durante varios minutos la figura de la difunta madre es ensalzada por su
hijo que hasta le dedica una poesía. Pero llega la botella de champán,
oportunamente comprada por el yerno patoso (Ben Stiller), y la catástrofe se
desata, el tapón se dirige directamente a la urna, las cenizas se desparraman y
el gato de la casa no desaprovecha la oportunidad para dejar su rastro sobre
ellas.
En Hasta que la boda os separe la
botella de champán llega justo en el momento posterior a que la novia le
confiesa a la organizadora de bodas que en el colegio, que ambas compartieron
años atrás, ella fue la responsable de los motes y bromas que le hicieron la
vida imposible a la que ahora es una profesional del negocio de las bodas y que
en la infancia fue una niña que sufrió bullying en el colegio. Después de
afirmaciones como: “Hay que superar esas cosas” o “Así es la vida”, dichas por
la propia víctima para consolar a la que ahora se confiesa ante ella, llega el
momento botella de champán. Por si hubiera sido poco el retorno emocional al
pasado, el novio también se empeña en
ayudar a abrir la dichosa botella. Así que entre ambos, que por cierto
ya han puesto de manifiesto su atracción mutua, acabarán arruinando la cara de
la novia cuando el corcho vaya directamente a su boca. Tras conseguir reponerse
de lo que parece únicamente un shock momentáneo se descubre que, efectivamente,
Alexia ha perdido dos dientes, exactamente las dos piezas dentales superiores,
lo que hace de la sonrisa de la novia diste mucho de ser lo deseable.
Mientras la
chica sale desesperada de la habitación, el novio se queda con los dos dientes
en la mano insistiendo en que van a buscar un dentista ya que en Tenerife, a
donde se han trasladado para celebrar una boda cerca del mar, hay “dentistas
buenos”. Pero Alexia, que está dispuesta a casarse en un barco, pese a su miedo
al mar, y a superar todas las dificultades que se le pongan por delante, no
piensa ponerse en manos de alguien que no sea su dentista de toda la vida. A
ella solo le atiende “el doctor González”, asegura, mientras a Carlos (Alex
Garcia), solo se le ocurre añadir: “toma, llévate los dientes”, poniendo en su
mano las dos piezas arrancadas de raíz. De camino al taxi que llevará a Alexia
al aeropuerto en un viaje que acabará en la consulta del doctor González, la
causante del estropicio, Marina, sigue empeñada en quitarle hierro al asunto:
“Eso se arregla fácil. Un poco de masilla...”. Es seguro que el doctor
González, ese dentista de cabecera al que la paciente no está dispuesta a
renunciar aunque se encuentra a cientos de kilómetros, tendrá otros métodos más
profesionales, sobre todo porque Alexia vuelve a los pocos días con la
dentadura perfecta. El tema es que la catástrofe dental ha quitado de en medio
a la novia durante unos días y ha dejado vía libre para que el amor entre el
novio y la organizadora de bodas vaya evidenciándose todavía un poco más y que
las cosas del corazón se coloquen en el su sitio.
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TÍTULO ORIGINAL: Hasta
que la boda nos separe DIRECCIÓN: Dani
de la Orden GUIÓN: Olatz Arroyo, Eric Navarro, Marta Sánchez INTÉRPRETES: Belén Cuesta, Álex García, Silvia Alonso, Antonio Dechentm Mariam Hernández, Adrián Lastra, Gracia Olayo, Salva Reina, Leo Harlem NACIONALIDAD: ESPAÑA AÑO: 2020 DURACIÓN: 110 MINUTOS
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