En Thumbsucker, Justin Cobb
(Lou Pucci) tiene 17 años y todavía
se chupa el dedo. Es un
adolescente inseguro y tímido y
este hábito que le relaja y en
el que se refugia es, a la vez,
fuente de mayores inseguridades
y problemas. A luchar contra
este problema le ayudan su
padre, su profesor y sobretodo
su dentista.
Como esta columna no pretende
hacer un análisis fílmico
al uso, nos centraremos aquí en
el personaje del dentista, interpretado
por Keanu Reeves,
y en cómo salimos parados los
que nos dedicamos a esta profesión.
Me gusta este Dr. Perry Lyman,
tan frágil, tan sencillo, tan
cercano... Es un hombre normal
que tiene también muchas inseguridades,
pero que manifi esta
una preocupación real por su
paciente. Aquí el personaje del
dentista se hace querer: ni se le
teme, ni se le odia. El espectador
se puede identificar con él.
Hay que decir también que
aunque en nuestro país todavía
no existan las especialidades en
odontología, el cine nos muestra
aquí a un especialista. En
concreto, en este caso, un ortodoncista.
Esto es ya un paso
adelante en la percepción que
de nosotros puede tener la sociedad.
Nos alejamos completamente
de la fi gura del sacamuelas
algo sádico en la que
solemos estar encasillados y
aparece la fi gura reconocida de
un dentista que ejerce una especialidad
determinada, y que es percibido claramente por la
sociedad como un especialista
en ortodoncia.
Otra cosa que hay que agradecer
a esta película es que
aquí el estatus de la clínica es
muy normal, casi humilde. Ese
suele ser otro tópico en el que
nos encasillan: las clínicas lujosas,
el dinero como símbolo del
éxito económico del dentista.
En este caso, la consulta es muy
sencilla, nada ostentosa.
Y por último, comentar el
carácter y la relación del ortodoncista
con su paciente.
La relación es muy cercana. El
dentista ejerce prácticamente
de asesor psicológico de su paciente.
¡Esto es tan cierto en
nuestras consultas! Creo que
cada vez escuchamos más y mejor.
No estoy segura de si es por
cortesía, por diferenciar el trato
en sanidad privada o porque
la plétora profesional en la que
vivimos nos deja más tiempo libre,
y no está demás dedicarlo
a la gente, que necesita cada
vez más que la escuchen.
En defi nitiva, os invito a ver
esta película que nos muestra
que en el mundo, fuera de
nuestro país, nos guste o no, las
especialidades existen. A veces
lo que es tópico no es lo que
hace el cine con nuestra profesión,
sino la visión que muchos
profesionales tienen del cine.
Cada vez hay más películas en
que salimos bien parados, quitémonos
pues nuestros propios
prejuicios. |
Hola Cibela, concuerdo con tu critica sobre el filme, pero no creo que en la gran pantalla los dentistas tengan mala imagen,en Marathon Man Laurence Olivier hace sufrir a Dustin Hoffman en el sillon para que cante, pero este no era Dentista al uso.Lo de escuchar eso pasa en todas las actividades hasta con los fontaneros, pero ustedes lo tienen mas facil, le ponen el aparatito que chupa el agua y eso les deja margen de maniobra,siempre se puede dilatar el empaste, pero imagina el tecnico del PC que va a domicilio y la señora le comenta que la gata no le come como antes mientras el hombre se empeña en formatear el aparato.El tema es de dinero,resulta mas barato contarle tu historia a un dentista que a un sicologo, eso para los que dicen que son caros.
ResponderEliminarUn saludo El Chatarrero