miércoles, 30 de junio de 2010

THUMBSUCKER


El personaje del dentista se hace querer: ni se le teme, ni se le odia. El espectador se puede identifi car con él

Nos alejamos completamente de la fi gura del sacamuelas algo sádico en la que solemos estar encasillados y aparece la fi gura reconocida de un dentista que es percibido claramente por la sociedad como un especialista en ortodoncia.

En Thumbsucker, Justin Cobb (Lou Pucci) tiene 17 años y todavía se chupa el dedo. Es un adolescente inseguro y tímido y este hábito que le relaja y en el que se refugia es, a la vez, fuente de mayores inseguridades y problemas. A luchar contra este problema le ayudan su padre, su profesor y sobretodo su dentista.
Como esta columna no pretende hacer un análisis fílmico al uso, nos centraremos aquí en el personaje del dentista, interpretado por Keanu Reeves, y en cómo salimos parados los que nos dedicamos a esta profesión.
Me gusta este Dr. Perry Lyman, tan frágil, tan sencillo, tan cercano... Es un hombre normal que tiene también muchas inseguridades, pero que manifi esta una preocupación real por su paciente. Aquí el personaje del dentista se hace querer: ni se le teme, ni se le odia. El espectador se puede identificar con él.
Hay que decir también que aunque en nuestro país todavía no existan las especialidades en odontología, el cine nos muestra aquí a un especialista. En concreto, en este caso, un ortodoncista.
Esto es ya un paso adelante en la percepción que de nosotros puede tener la sociedad. Nos alejamos completamente de la fi gura del sacamuelas algo sádico en la que solemos estar encasillados y aparece la fi gura reconocida de un dentista que ejerce una especialidad determinada, y que es percibido claramente por la sociedad como un especialista en ortodoncia.
Otra cosa que hay que agradecer a esta película es que aquí el estatus de la clínica es muy normal, casi humilde. Ese suele ser otro tópico en el que nos encasillan: las clínicas lujosas, el dinero como símbolo del éxito económico del dentista.
En este caso, la consulta es muy sencilla, nada ostentosa. Y por último, comentar el carácter y la relación del ortodoncista con su paciente.
La relación es muy cercana. El dentista ejerce prácticamente de asesor psicológico de su paciente. ¡Esto es tan cierto en nuestras consultas! Creo que cada vez escuchamos más y mejor.
No estoy segura de si es por cortesía, por diferenciar el trato en sanidad privada o porque la plétora profesional en la que vivimos nos deja más tiempo libre, y no está demás dedicarlo a la gente, que necesita cada vez más que la escuchen.
En defi nitiva, os invito a ver esta película que nos muestra que en el mundo, fuera de nuestro país, nos guste o no, las especialidades existen. A veces lo que es tópico no es lo que hace el cine con nuestra profesión, sino la visión que muchos profesionales tienen del cine.
Cada vez hay más películas en que salimos bien parados, quitémonos pues nuestros propios prejuicios.

1 comentario:

  1. Hola Cibela, concuerdo con tu critica sobre el filme, pero no creo que en la gran pantalla los dentistas tengan mala imagen,en Marathon Man Laurence Olivier hace sufrir a Dustin Hoffman en el sillon para que cante, pero este no era Dentista al uso.Lo de escuchar eso pasa en todas las actividades hasta con los fontaneros, pero ustedes lo tienen mas facil, le ponen el aparatito que chupa el agua y eso les deja margen de maniobra,siempre se puede dilatar el empaste, pero imagina el tecnico del PC que va a domicilio y la señora le comenta que la gata no le come como antes mientras el hombre se empeña en formatear el aparato.El tema es de dinero,resulta mas barato contarle tu historia a un dentista que a un sicologo, eso para los que dicen que son caros.
    Un saludo El Chatarrero

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