lunes, 30 de diciembre de 2019
sábado, 30 de noviembre de 2019
"LOS HERMANOS SISTERS",
DE JACQUES AUDIARD
DE JACQUES AUDIARD
Vaqueros, cepillos de dientes y polvo dental
"En 2005 Thomas Bidegain, el coguionista de esta historia,
eligió el western para realizar su primera película, Mi hija, mi hermana
(Les Cowboys en su título original). Ahora, catorce años más tarde,
junto con Jacques Audiard, conocido y reconocido cineasta francés que en
2009 dirigió Un profeta, ha vuelto a adaptar una historia
ambientada en el Oeste americano. Sin embargo, ni Bidegain ni Audiard
son norteamericanos, ni su cultura tiene nada que ver con las aventuras que
tuvieron, o que algunos soñaron que tuvieron, lugar en las extensas praderas de
ese país. Ambos provienen del cine francés e incluso a alguno de ellos no le
gusta el western, como ha llegado a afirmar el propio Audiard.
Sin embargo Los hermanos Sisters, la última película
del cineasta francés, premiada con el Premio al Mejor Director en el Festival
de Venecia es un western. Como también lo es el Premio al Mejor Guión en ese
mismo certamen, La balada triste de Buster Scruggs de los
hermanos Coen. Buena edición para el género norteamericano por
excelencia, aunque el western de Audiard dinamite algunos de los tópicos
habituales y hubiera conseguido descolocar sin remedio a John Wayne.
Aquí los paisajes de Oregón y la ruta hasta California están en
realidad en Navarra, Zaragoza, Almería o
Rumanía. La población de Jacksonville se sitúa en la navarra sierra de Andía y
los hombres rudos que viajan a caballo, duermen a la intemperie y no piden un
whisky sino una botella, relatan sus sueños y hablan de sus sentimientos y de
sus inquietudes.
En este universo que Audiard y Bidegain han sacado
de una novela de Patrick Dewitt llama la atención un detalle que se
repite varias veces a lo largo de todo el filme. Se trata del interés de
algunos de los protagonistas por la salud bucodental. Seguramente no ha sido
ajeno a ninguno de los guionistas la importancia que el mundo de los dentistas
ha tenido en el western. En muchos filmes del Oeste aparecen consultas de
odontólogos, que muchas veces hacen también las labores de barberos o comparten espacio con baños
públicos, y se pueden ver carteles anunciadores de consultas y secuencias
inolvidables donde los dentistas llevan la parte protagonista. El propio Doc
Holliday, participante en el duelo de OK Corral, fue uno de los dentistas
más famosos del Oeste y su leyenda se ha contado en el cine en numerosas
ocasiones.
Pero en Los hermanos Sisters lo que aporta el mundo de la
odontología son esos pequeños detalles que hacen que una historia resulte
verosímil y próxima. Cuando en un momento determinado John C. Reilly
(que interpreta al hermano mayor de los Sisters, Eli), entra en
una tienda a por provisiones se fija en un objeto nuevo para él, un cepillo de
dientes de gran formato y una caja con una especie de polvo. Informado de que
eso sirve para limpiarse la dentadura, Eli Sisters adquiere el “invento”
y, gracias a las instrucciones de uso, que la cámara enfoca en otra de las
secuencias, procede a su bautismo de limpieza dental. El dentífrico en polvo,
al que en esa época se había comenzado a añadir una dosis de jabón (aportación
de un dentista norteamericano llamado Peabody), provoca en la boca del
curioso y limpio Eli Sisters una importante cantidad de espuma. Pero lo
que sobretodo consigue es que introduzca en sus hábitos cotidianos el de
limpiarse la boca. Faltaba poco para que el Dr. Sheffield, siguiendo los
consejos de su hijo, que se había fijado en cómo los pintores extraían pequeñas
dosis de pintura de un tubo, patentara los nuevos recipientes, que ahora nos
resultan tan cotidianos, para la pasta de dientes. Todavía el dentífrico era en
realidad un “polvo de dientes” que se conservaba en pequeñas cajas como la que
compra Eli Sisters para su uso personal.
Pero, cuando parece que aquello ha sido una anécdota, el filme
insiste y resalta la importancia de la salud dental en la época; al fin y al
cabo se trataba de un sector que florecería a partir de la segunda mitad del
siglo XIX y que llegaría a levantar algunos imperios económicos en
Norteamérica. En esta ocasión Eli Sisters aparece limpiándose los
dientes por la noche, en mitad del campo. Detrás de él aparece la figura de
John Morris (el personaje que interpreta Jake Gyllenhaal), otro de
los compañeros de viaje en esa lucha por conseguir oro que empuja a todos los
personajes hacia la deriva. Él también se limpia los dientes en plena
naturaleza. En un lugar donde las comodidades no existen, el hogar queda
demasiado lejos y la higiene personal se limita a algunas paradas esporádicas
en pueblos demasiado alejados entre sí, la limpieza de los dientes se convierte
en una rutina diaria, aunque uno se encuentre en mitad de la nada.
Y, por si fuera poco esta declaración de intenciones, en Los
hermanos Sisters tampoco falta la publicidad sobre los servicios de los
dentistas en forma de carteles que empapelan algunos rincones de pueblos
perdidos. “Me he planteado la película como una película de época”, ha
afirmado Audiard. De eso no cabe duda y, como buena película ambientada
en 1850, la importancia de la salud bucodental se impone en la vida de la gente
de ese tiempo. Era algo que, afortunadamente, había llegado para quedarse.
lunes, 30 de septiembre de 2019
jueves, 30 de mayo de 2019
"GOOD LUCK CHUCK",
DE MARK HELFRICH (2007)
La maldición de un dentista con suerte
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Parece que la profesión de dentista encaja perfectamente con algunos de los guiones más fantasiosos salidos de la imaginación de los guionistas de Hollywood de los últimos años. Este es el caso de películas como Llévame a la luna (2012), donde una dentista trataba de librarse de una maldición por la que todas las mujeres de su familia fracasaban en su primer matrimonio y acertaban con el segundo. Y es también el caso de Good Luck Chuck (Novio por una noche), que cuenta las aventuras de un joven dentista que se ve obligado a pagar las consecuencias de una maldición lanzada contra él por una joven gótica en sus años escolares. En su caso, el problema consiste en que se ha convertido en el paso previo para cualquier mujer que quiera encontrar la felicidad y el verdadero amor. Es decir que acostarse con él es garantía de éxito con el siguiente pretendiente, lo que significa que pronto sus relaciones se habrán convertido para muchas mujeres en una asignatura que hay que pasar y olvidar lo antes posible.
Naturalmente el problema surgirá cuando una de las múltiples pretendientes de Chuck interese de manera especial al joven y exitoso dentista que hará cuanto pueda para no perderla, provocando naturalmente múltiples situaciones cómicas tal y como cabía de esperar de una historia de estas características. Curiosamente los mismos guionistas que colocan a Chuck en el entorno de una moderna consulta odontológica, eligen para Cam, la chica por la que hará lo imposible para romper la maldición, una profesión tan peculiar como cuidadora de pingüinos. Una combinatoria tan original como la que el Llévame a la luna juntaba a una odontóloga con el redactor de una especie de guía trotamundos en su camino al Kilimanjaro. La consulta de Chuck es un espacio de trabajo amplio y moderno. En su mismo edificio su amigo y cómplice Stu`s trabaja como cirujano plástico. Profesionales de éxito, será en su espacio laboral donde tienen lugar algunos de los gags más cómicos de la historia. Y será precisamente en la consulta donde Chuck y Cam tendrán su “primera cita”, cuando ella acuda para que le solucione un problema dental causado por un accidente laboral. La chica se librará del pago correspondiente a cambio de una cita y ahí empiezan los problemas para cambiar el destino y acabar con la maldición. Good Luck Chuck se propone el nada despreciable cometido de hacer reír como su objetivo central. Para ello sus protagonistas no durarán en hacer uso de los chistes fáciles, de los golpes y de los juegos de equívocos. La chica protagonista hará gala de una extraordinaria torpeza que le llevará a chocar contra todo tipo de objetos, golpearse hasta con las farolas mientras camina, perder la falda al cerrar la puerta del coche e incluso a convertirse en un auténtico peligro público en una consulta de dentista repleta de objetos punzantes y peligrosos si son lanzados accidentalmente contra alguien. Por su parte Chuck sufrirá estoicamente algunas de las consecuencias de la torpeza de ella y tratará de llegar sano y salvo al final de esta historia enloquecida.
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domingo, 31 de marzo de 2019
"BOHEMIAN RHAPSODY",
DE BRYAN SINGER
Los doce incisivos de Freddie Mercury
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A veces
las películas ponen el foco, desde su primer minuto, en alguna característica
de su protagonista y así van construyéndose mientras giran en torno a ese hecho
diferencial del que el espectador nunca podrá apartarse del todo. En ocasiones
esa peculiaridad tiene que ver con la boca.
Bohemian Rhapsodycumple
ambos presupuestos. Su realizador Bryan Singer (X-Men, Superman Returns) nos
advierte desde el principio que su historia tiene que ver con alguien peculiar
que, además, tiene una boca muy especial. Casi desde la primera imagen, lo que
vemos del líder del grupo Queen, Freddy Mercury, es un primer plano de su
característico bigote y pronto descubriremos de él una dentadura que, a duras
penas, es capaz de encerrar en su boca.
Y es que
así era Fredy Mercury, un chico nacido en el entonces protectorado británico de
Zanzíbar en 1946 que, tras haberse trasladado con su familia a vivir a Londres
cuando tenía 18 años, un buen día decidió dedicarse al rock and roll y se
postuló para formar parte de una banda llamada, curiosamente, Smile, que
acababa de quedarse sin cantante.
Smile, del
que el logotipo que aparece en la película es una enorme boca sonriente, estaba
formada por Brian May (guitarra), Roger Taylor (batería) y Tim Stafell (bajo y
voz). En marzo de 1970 este último dejó la banda, lo que permitió que Freddy
Mercury se convirtiera en vocalista y que el bajista John Deacon entrará a
formar parte de la misma como el cuarto miembro de Queen.
Bohemian Rhapsody
dedica una mención especial a la constitución de la boca de Mercury cuando el
joven, que entonces todavía conservaba su auténtico nombre, Farrokh Bulsara, sorprende
con su voz a los dos miembros de Smile, que todavía no estaban demasiado
convencidos de admitirle en el grupo. Es entonces cuando Mercury explica el
secreto de su potencial vocal, tiene cuatro incisivos más que lo normal.
¿Qué hay
de cierto en esta afirmación? Posiblemente no demasiado desde el punto de vista
médico, donde algunos especialistas atribuyen la característica voz de Mercury
a las cuerdas vocales “falsas”, que el líder de Queen utilizaba de manera
extraordinaria. Fuera acertado o equivocado, lo cierto es que Mercury, a pesar
de los complejos, nunca se deshizo de sus incisivos de más.
Con el
paso del tiempo, el polifacético cantante decidió que aquella enorme e
irregular dentadura formaba parte de su personalidad. De ahí la respuesta en
una rueda de prensa a un periodista que se interesa por el hecho de que no se la
haya arreglado a pesar de su éxito. Para entonces la seguridad de Mercury en sí
mismo y en su fama arrolladora le permiten bromear con el estado de la salud
bucodental en Inglaterra.
Sobre la
utilización de la prótesis dental que acentuara su parecido con el original
habría que preguntarle a Rami Malek, el actor norteamericano de origen egipcio
que le ha dado vida en la pantalla. Él mismo ha asegurado que tuvo que ensayar
con la prótesis y que, mientras rodaba Papillon, su anterior película,
practicaba cada día en el tiempo libre que le quedaba. Un molde especial,
adaptado a la dentadura de Malek, y muchas horas de estudiar los movimientos y comportamientos
del original, permiten que, a partir de ahora, la fisonomía del actor y del
cantante se intercambien mutuamente, como le pasó a Derek Jacobi con Francis
Bacon, a Meryl Streep con Margaret Thatcher, a Val Kilmer con Jim Morrisono a
Angela Bassett con Tina Turner, entre otros muchos.
Podría
parecer que la vinculación de Bohemian Rhapsody y el mundo de la odontología
terminaría aquí, con esa peculiar dentadura de Freddy Mercury, esa cavidad
bucal que ha determinado algunos de los himnos más cantados en el siglo XX y en
lo que va del XXI y ese primer grupo llamado Smile e identificado con una
enorme sonrisa. Pero aún queda un secundario. Se trata de Roger Taylor, el
rubio batería de Queen que, en 1967, se trasladó a Londres para estudiar en el
London Hospital Medical College y convertirse en dentista. Tanto él como el
guitarrista Brian May (astrofísico), acabaron sus estudios e incluso se
doctoraron, pero Queeny la pasión de ambos por la música fueron más fuertes que
la odontología y la astrofísica.
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